Por
efecto de los años el aspecto del puerto de Lekeitio ha ido cambiando según se
le iban añadiendo los últimos adelantos, o quitando los que resultaban ya
anticuados e inservibles. Estos cambios son fácilmente apreciables si
observamos las fotografías antiguas de Lekeitio. Uno de esos cambios
urbanísticos vino en 1905 con la construcción de la estación de salvamento de
náufragos, donde hoy se encuentra la Cofradía de Pescadores.
En
1903, los alcaldes de Elantxobe, Bermeo y Lekeitio, solicitaron de la Diputación de Bizkaia
la creación de servicios en los puertos de la provincia para la seguridad y
salvamento de náufragos. Petición que fue denegada por considerar que la
diputación de Bizkaia se preocupaba lo suficiente de la mejora de los puertos.
Pero
el Ayuntamiento y la Cofradía
de Pescadores de Lekeitio no cejaron en su empeño hasta conseguirlo a
principios de 1905, cuando, tras varios meses de conversaciones con la Sociedad Española
de Salvamento de Náufragos, llegaron con ésta a un acuerdo mediante el cual la
mencionada sociedad cedía al puerto de Lekeitio una estación de salvamento de
náufragos.
El
día 9 de abril de 1905 se fundó la Junta Local provisional de la Sociedad de Salvamento de
Náufragos de la villa de Lekeitio que, dependiente de la Sociedad Española
de Salvamento de Náufragos, iba a dirigir y administrar la estación de
salvamento de Lekeitio.
El
lugar elegido para la construcción de la caseta de la estación fue el terreno
de la atalaya en el que actualmente se encuentra ubicada la sede de la Cofradía de Pescadores de
San Pedro. La construcción de la estación de salvamento constaba de tres fases:
la urbanización del terreno elegido para su ubicación, la construcción de la
caseta que albergaría el bote salvavidas y demás pertrechos, y la construcción
de una rampa para lanzar al agua el bote salvavidas desde el interior del
edificio de la estación de salvamento.
En
Sesión Plenaria de 27 de mayo de 1905, el Ayuntamiento de Lekeitio, ordenó que
se comenzasen las obras de desmonte de la atalaya para la urbanización del
lugar de asentamiento de la caseta. Cuatro meses después se encontraban
terminadas la obras, siendo inaugurada la estación de salvamento el 17 de
septiembre de 1905. La urbanización de la zona se completó con un paseo,
arbolado y con una fuente, que se construyó en la parte trasera de la caseta de
salvamento.
El
ayuntamiento corrió con los gastos de urbanización de la zona que resultaron
ser de 3.200 pesetas. Los gastos de construcción de la rampa ascendieron a
3.719,72 pesetas, de las cuales el ayuntamiento se hizo cargo de la tercera
parte y la Sociedad
Española de Salvamento de Náufragos del resto.
La
caseta de salvamento, el bote salvavidas y demás pertrechos fueron donados a la
villa de Lekeitio por el ciudadano francés Emile Robu, por lo cual fue nombrado
hijo adoptivo de Lekeitio el 25 de septiembre de 1905.
Debido
a que la rampa de la estación de salvamento cortaba el acceso desde el muelle a
la parte del tinglado se construyó un pequeño puente sobre ella.
Otro
de los elementos de la estación lo constituía el semáforo, del cual solo hay
datos de su existencia desde la década de los 30.
En
la década de los 30 era Román Echevarrieta Garamendi el presidente de la Junta Local de
Salvamento, Tomás Iturraran su secretario, Victoriano Cortazar el patrón del
bote salvavidas, y Ángel Achurra el motorista y mecánico de la misma. La
tripulación del bote salvavidas se completaba con cuatro remeros que se
reclutaban cada vez que el bote tenía que salir a hacer un salvamento o
simplemente salía de maniobras, por cada salida de salvamento se pagaban 25
pesetas a los remeros, y 5 pesetas por la salida de maniobras.
Se
hacían cuatro salidas anuales con el bote salvavidas a los puertos limítrofes,
con el fin de dar a conocer los servicios que prestaba la Sociedad Española
de Salvamento de Náufragos, y recaudar fondos para su mantenimiento.
Dos
veces al año, una de ellas en fiestas de San antolín, se realizaban simulacros
de salvamento con el bote salvavidas en el puerto y se probaban todos los
pertrechos de la estación. Entre estos se encontraba el cañón lanzacabos, el
cual se cargaba con 100
gramos de pólvora y tenía un alcance de 200 metros .
Varios
marineros jubilados recuerdan como se disparaba el cañón desde el tinglado
lanzando un cabo hasta la isla y, atados los dos cabos a tierra, los
voluntarios, pasaban desde la isla hasta el tinglado sujetos a una especie de
cesta o cajón, comúnmente de cuero, que, pendiente de dos argollas, corría por
la cuerda que se hallaba atada a tierra por sus dos extremos.
El
bote salvavidas debía estar en todo momento provisto de los siguientes
elementos: una estacha de de 100
metros de 3 pulgadas , 4 remos, palo y vela, 4 chalecos
salvavidas, una sonda con 25
metros de aparejo, bocina, un ancla flotante, faroles,
bengalas, un bichero, un gancho de abordaje, un hacha, un barril de agua dulce,
un compás, una caña con plomada y un salvavidas con chicote fijado a popa.
En
1929 la estación de salvamento tenía dos botes salvavidas, uno era automóvil y
el otro insumergible. Los lanzacabos de la estación eran dos, uno marca
“Spandau” y el otro de la marca “Lyle”.
En
1930 se dotó a la estación de un nuevo bote salvavidas, el Emperatriz Zita,
bendecido el 21 de septiembre con asistencia de de la Emperatriz Zita.
El casco había sido construido en Barcelona con fondos de la Sociedad Española
de Salvamento de Náufragos, al que se le añadió un motor regalado por la Emperatriz Zita.
Ésta nueva embarcación era más grande que las anteriores y no cabía en la rampa
de la estación, por lo que se decidió fondear la nueva embarcación enfrente de
la caseta de carabineros.
En
1933 se decidió rellenar la rampa de la estación ya que, además de no ser útil
para botar el nuevo bote salvavidas, el puente que había sobre ella era
insuficiente para el transito que se esperaba una vez terminado el paseo
cubierto sobre el tinglado. La barandilla de hierro del puente se reutilizó
colocándola en la terraza de San Juan Talako.
A
principios de 1934 se puso luz eléctrica en la caseta de salvamento, para poder
sacar con rapidez el bote salvavidas y demás materiales cuando que se tuviese
que hacer algún salvamento durante la noche.
En
1929 fueron premiados con 370 pesetas y condecorados con dos medallas de plata
y nueve de bronce los pescadores del vapor Solabarrieta de Ondarroa,
que el día 9 de mayo habían salvado a los nueve náufragos lekeitianos del vapor Mari.
En
1935 fueron 22 las personas salvadas, por particulares, de ser ahogadas en el
puerto de Lekeitio, 20 de ellas eran niños.
El
12 de febrero de 1935, en pleno temporal, salió del puerto de Lekeitio el bote
salvavidas, tripulado por siete personas, en auxilio del vapor San Juan
Bautista de Mundaka que se encontraba a la deriva a tres millas del
puerto, no encontraron ningún superviviente a bordo, remolcaron el vapor
naufragado hasta el puerto de Lekeitio y recibieron cada uno de los tripulantes
un donativo de 25 pesetas de la
Junta Local de Salvamento. La mencionada tripulación la
componían, Victoriano Cortazar, patrón del bote salvavidas, Ángel Achurra,
motorista del bote salvavidas, y los voluntarios Ignacio Chacartegui, Pedro
Egia, Vicente Uriarte, Eugenio Egia y Félix Goyenechea.
En
1943 se derribó la caseta de la
Estación de Salvamento de Náufragos de Lekeitio,
produciéndose otro de los cambios urbanísticos que ha sufrido el puerto de
Lekeitio.
Iñaki Madariaga Valle 2005